jueves, 19 de julio de 2012

Capítulo XIII (Final) - Un nuevo hogar


Después de casi dos semanas en ese paraíso tropical, Callie y Arizona no podían estar más felices, se sentían más unidas que nunca, incluso tenían algunas rutinas que le encantaban a ambas, una de ella eran los masajes, Callie era no sólo una experta cirujana ortopédica también era una experta masajista y Arizona disfrutaba muchísimo los relajantes masajes de su esposa. Otra actividad que disfrutaban enormemente era caminar tomadas de la mano al atardecer por la orilla de la playa, una playa desierta, porque Callie, cuando hizo las reservaciones había elegido una de las cabañas privadas con las que contaba el hotel, al otro lado de la isla.

Así que pudieron hacer el amor donde querían, las veces que querían, batiendo sus propios records, muchísimas veces. También se habían divertido mucho con un juego que habían inventado, lo llamaban la “guerra de cocteles”: cada una inventaba un coctel mezclando a su antojo la gran cantidad de bebidas disponibles en el bar de la habitación, y la que ganaba por haber preparado el coctel más delicioso, se ganaba el derecho de hacer esperar a la otra cuando hacían el amor, iniciando esas pequeñas formas de tortura que eran tan excitantes. En vista de que Callie era mejor cocinera que Arizona, y por ende, tenia mayores conocimientos para mezclar los sabores y los ingredientes, Arizona casi siempre perdía el juego, así que Callie la volvía loca mientras hacían el amor, haciéndola esperar por sus caricias, donde ella más lo necesitaba, una y otra vez. Al final ambas se volvieron expertas cocteleras, preparaban las más exquisitas bebidas: sangría, coco loco, piña colada, tequila sunrise y decenas de cocteles más sin nombre, que fueron bautizando ella mismas, entre ellos uno muy especial que inventaron juntas al que llamaron “Calzona beach party”…

También se divirtieron un mundo, disfrutando de todas las instalaciones del hermoso y lujoso hotel donde se hospedaban, habían montado motos de agua, habían hecho carreras por la playa en los buggys que Callie alquiló para trasladarse dentro del hotel, habían navegado en yates privados a las islas cercanas, habían cenado en los más lujosos restaurantes, y  algunas noches, Arizona había regresado excitadísima a la habitación después de contemplar como su esposa bailaba salsa, mambo, merengue y ese sensual baile que llamaban “lambada”, tan sensual que Arizona prefirió aprender a bailarlo para que Callie lo bailara con ella y con nadie más. Obviamente, esos bailes privados siempre terminaban en besos y caricias, con dos mujeres apasionadas haciendo el amor.

Arizona había tenido razón, ver a su belleza sexy latina en su elemento era excitante y verla bailar, doblemente excitante. Y no solo eso, usando los productos adecuados, Callie había logrado en esas casi dos semanas un bronceado perfecto en toda su piel, tan hermoso que a Arizona cada vez le costaba más apartar su vista de ella y excitarse con solo verla, especialmente en las mañanas como esa, viendo al despertar, a su esposa totalmente desnuda bronceándose en la piscina privada de la habitación

Había algo más que en este preciso momento, tenia sumamente excitada a Arizona, ella había encontrado, la noche anterior, por casualidad, en una de los estantes de la cocina dos pares de esposas y unas cuerdas, que pensaba utilizar en cuanto Callie saliera de la piscina. La sola idea de ver a su esposa atada a una cama mientras ella le hacía probar a Callie un sorbo de su propia medicina, por todas las veces que la había hecho suplicar un contacto mientras ella se retorcía de excitación, la tenía, verdadera, verdaderamente excitada. Esa sería su pequeña venganza por todas las “guerra de cocteles” que había “perdido”.

Y esa excitación creció aún más, cuando vio a su esposa salir desnuda y toda mojada de la piscina. Cada vez que Callie salía de la piscina desnuda o de la playa con su bikini puesto, Arizona recodaba esos comerciales donde una mujer descaradamente sexy, al igual que su esposa ahora, salía de una piscina o de la playa caminando, mientras la cámara enfocaba como las gotas de agua caían a través de la comisura de los senos o a lo largo de las piernas, mientras que con un movimiento sexy sacudían su frondoso cabello mojado, y esa es precisamente la imagen que tenía Arizona justo al frente, no a través de la pantalla de la televisión, no, justo al frente en vivo y en directo.

Arizona la miraba con ojos de lujuria mientras Callie entraba a la habitación, y cuando ella se acercó a la cama mientras se secaba con una toalla, Arizona la tomó por uno de los brazos y la invitó a acostarse con ella. Las esposas ya estaban preparadas, esto iba a ser sin lugar a dudas emocionante y excitante.

Cuando Callie obedeció y se acostó en la cama, totalmente desnuda, mientras Arizona se acostaba encima, Callie vio el deseo reflejado en la mirada de Arizona, pero vio algo más, un brillito malicioso, así que le dijo:

-Tú estás tramando algo, tienes ese brillito en los ojos…

Arizona sonrió, ya casi no le impresionaba el hecho de que Callie, prácticamente, sabía leer su mente, entonces Arizona le dijo, mientras le besaba el cuello:

-Hay algo que quiero hacer contigo, algo que me haría muy, muy feliz

Callie, intuyendo las “maliciosas” intensiones de su esposa, le respondió con lujuria en su voz:

-Tú sabes que yo soy tuya, puedes hacer conmigo lo que tú quieras

Arizona, aun mas excitada, le preguntó:

-Lo que yo quiera, ¿en serio?

-Lo que tú quieras, le respondió Callie

Entonces Arizona le susurró al oído con deseo:

-Yo quiero amarrarte a la cama y hacerte el amor

La respuesta de Callie fue un gemido de excitación mientras cerró los ojos, arqueó ligeramente su espalda y se mordió el labio inferior. Cuando Arizona observó los gestos de Callie, le preguntó:

-¿Eso es un Sí?

Callie abrió los ojos, tenía los ojos vidriosos de lujuria y aún mordiendo su labio, subió sus brazos hacia arriba en un gesto de sumisión, invitando a Arizona a que hiciera lo que ella quería hacer.

Arizona sonrió con una mezcla de malicia y de deseo, entonces tomó las esposas que ya tenía preparadas y con delicadeza tomó una de las muñecas de Callie y cerró una de las esposas en ella y luego hizo lo mismo con la otra muñeca.

Luego Arizona que ya estaba desnuda debajo de su bata transparente, se sentó encima del estómago de Callie y en un gesto absolutamente sexy e insinuante cruzó sus brazos y lentamente se quitó la bata, enseñando toda su desnudez. Callie, mirándola con deseo, soltó un gemido de excitación y arqueó ligeramente la espalda levantando sus caderas hacia el centro húmedo de Arizona que estaba en contacto con su estómago.

La visión alucinante de su hermosa mujer, allí abajo, que tan sumisamente había aceptado entregarse a ella sin reservas, la excitó aún más y mirándola con deseo, le dijo: -“Esos senos, te voy a comer con mis besos esos senos, los más bellos senos que he visto en toda mi vida”.

Callie gimió de pasión, ya se sentía totalmente mojada y esto sólo recién comenzaba.

Arizona, aun sentada sobre el estómago de Callie, arqueo la espalda hacia atrás y en un gesto descaradamente sexy, comenzó a acariciarse sus propios senos, la reacción de Callie fue inmediata, siguiendo un acto casi reflejo, desesperada por ser ella quien acariciara los senos hermosos de Arizona, tensó sus muñecas atadas por las esposas y un nuevo gemido salió de su boca.

Arizona sonrió con lujuria, cuando vio a Callie gemir y retorcerse de deseo debajo de ella.

Luego Arizona cambió de posición, para iniciar la primera fase de su fantasía. Se acostó a un lado, encima de Callie, colocó su centro húmedo contra la pierna derecha de Callie y mientras le acariciaba los pezones con su mano derecha, alternando entre uno y otro sin parar y movía sus caderas hacia arriba y hacia abajo apretando su centro contra la pierna de Callie, le  susurró al oído:

-Te voy a excitar tanto, con mis caricias y mis besos que voy a hacer que acabes sin tocarte allá abajo, te voy hacer acabar con mi voz… me vuelves loca Calliope, te deseo todo el tiempo, no puedo dejar de mirarte y me excito cada vez que lo hago, y cuando no te estoy mirando, pensar en ti, en tu hermoso cuerpo, en tus labios, me excita otra vez, todo el tiempo me siento mojada, empapada, tú me hechizaste Calliope Torres, nadie nunca me hizo sentir lo que tú me haces sentir, soy adicta a tus besos, a tu cuerpo, a tu mirada, a tus abrazos, a tus caricias, a tu forma única de hacerme el amor…

Callie gimió de placer –“Arizona…”, y tensó nuevamente sus muñecas atadas, cuando sintió como un espasmo de excitación provocó un estremecimiento involuntario en su clítoris.

Arizona, entonces bajó con su cuerpo desnudo hasta los muslos internos de las piernas de Callie y comenzó a besarlos a ambos lados sin hacer contacto con la vagina, y con cada beso Callie gemía, moviendo su cabeza de un lado a otro, mordiéndose su propio labio, arqueando su espalda, levantando sus caderas en busca del contacto. Sintió como su desesperación iba en aumento con cada caricia de Arizona.

Otro grito de excitación salió de la garganta de Callie, cuando Arizona subiendo por su cuerpo, pasó a lengua por la hendidura de la vagina, apenas rozando muy, muy levemente el clítoris,   una sola vez. Arizona tuvo que valerse de toda su fuerza de voluntad para seguir subiendo por el cuerpo de Callie, hacia sus senos, en lugar de quedarse allí, donde Callie la necesitaba tan desesperadamente.

Arizona subió rozando sus labios por todo el torso de Callie, hasta llegar a sus pezones, entonces, lentamente, con su lengua comenzó a acariciarlos hasta que cada uno de ellos estaban duros como piedras. Callie no dejaba de gemir y de retorcerse, sentía como sus propios jugos estaban literalmente empapando la cama, nunca, nunca en su vida había estado tan excitada, el hecho de estar allí, amarrada a la cama, a expensas de lo que Arizona quisiera hacer con ella, la excitaba demasiado.

Arizona, terminó de subir, acercó sus labios a la oreja de Callie y comenzó a mordisquear suavemente el lóbulo, luego besando detrás de la oreja, colocó nuevamente su centro totalmente empapado en la pierna de Callie y con un movimiento de sus caderas, lo empujó hacia la pierna, gimiendo por el contacto. Callie escuchó ese gemido tan cerca de su oído, que provocó un nuevo espasmo en su clítoris palpitante y un nuevo arqueo de su espalda.

Arizona, totalmente excitada también, comenzó a mover sus caderas rítmicamente contra la pierna de Callie, quien en un momento de contracción, levantó la pierna para presionar más el contacto, entonces Arizona soltó un gemido desde su garganta, que llevó la excitación de Callie a cotas realmente insoportables.

Callie, ya no tenía ningún dominio sobre su cuerpo, las piernas le temblaban, los cada vez más frecuentes gemidos de Arizona, sus besos detrás de su oreja y el contacto del centro empapado contra su pierna, la estaban volviendo loca de excitación y entonces lo sintió, justo cuando Arizona alcanzó su propio orgasmo y percibió como su pierna se empapaba, todos sus músculos se tensaron y alcanzó un orgasmo increíble. Arizona hundió su cara en el cuello de Callie, ambas mujeres acabaron, jadeando, con la respiración entrecortada y su corazón latiendo aceleradamente.

La primera parte de la fantasía Arizona estaba consumada, ahora lo único que necesitaba era retomar fuerzas para comenzar la segunda parte…

Una vez que los latidos del corazón y la respiración alcanzaron su ritmo normal, Callie, visiblemente feliz, le dijo a Arizona:

-Waaoo, eso estuvo impresionante

Arizona sonrió y la beso en los labios, entonces con malicia, le dijo:

-Y todavía no hemos terminado, ahora viene la segunda parte

Callie puso sus ojos como platos y preguntó:

-¿Qué?, ¿Es que viene una segunda parte?

Arizona, tomando y levantando el otro par de esposas para que Callie las viera, le dijo con picardía:

-Sí y para eso voy a necesitar este par, necesito inmovilizarte…totalmente.

Callie emitió un gemido desesperado, sin embargo, Arizona, pensó por un momento que ella iba a protestar, pero en lugar de eso, le dijo, con una expresión en su mirada, mezcla de deseo y amor al mismo tiempo:

-Si eso te hace feliz, entonces a mi también, haz conmigo lo que quieras, soy tuya ¿recuerdas?

Arizona la besó con todo su amor alborotado en el alma, porque ella sabía que, la entrega de Callie, no era un simple acto de sumisión, era en verdad un acto de amor y una prueba de la absoluta confianza que Callie le tenía. Arizona confirmó en ese momento que ella era la única persona en el mundo a quien Callie se había entregado en cuerpo y alma en toda su vida.

Arizona, le dijo:

-Te amo

Y Callie sinceramente respondió:

-Yo te amo también.

Arizona comenzó a besar a Callie en el cuello y la excitación iba en aumento. Arizona, le dijo al oído, ya vengo, tengo que colocarte este par allá abajo.

Arizona colocó cada una de las esposas en cada tobillo de Callie y además pasó una pequeña cuerda sobre sus rodillas sin tensarlas, sólo lo hizo una vez para comprobar su eficacia y Callie gimió de placer cuando comprobó que el propósito de la cuerda era abrir e inmovilizar sus rodillas cuando Arizona decidiera tensarlas.

Preparado el escenario, Arizona miró a Callie y la visión la excitó aún más, repasando en su mente la pequeña tortura que estaba segura iba a volver loca de lujuria y deseo no sólo a Callie, sino a ella también.

Arizona comenzó besando la parte interior de los muslos de Callie, provocando gemidos de excitación, así estuvo unos minutos hasta que Callie soltó un grito de placer cuando sintió la lengua de Arizona en su clítoris caliente, ese había sido su primer y único contacto desde que se había iniciado la fantasía de Arizona. Callie seguía gimiendo de placer mientras Arizona estimulaba el clítoris con la lengua, hasta que ella decidió soltar el contacto, entonces Callie jadeando, soltó un gemido de frustración, frenéticamente movía sus caderas, mientras su clítoris buscaba el contacto, sin embargo, Arizona, abandonó las caricias y subió su cara hasta el cuello de Callie, y entonces le susurró al oído con un evidente tono de excitación en su voz:

-¿Te gusta, mi amor, te gusta mi lengua en tu clítoris?

Callie desesperada le dijo:

-Sí, si me gusta, me gusta mucho

Entonces Arizona le preguntó susurrándole al oído:

-¿Y esto también te gusta mi amor?, mientras abría la vagina con la mano y con el dedo medio continuó acariciando el clítoris de Callie.

Callie, aliviada por el nuevo contacto, soltó un nuevo gemido y dijo:

-Si también me gusta, me gusta, ooh, siii, asiii, asii, oooh

Arizona besaba a Callie en el cuello, la besaba en la boca, en los pezones erectos y continuó acariciando con su dedo el clítoris, mientras Callie gemía de placer, pero cuando Arizona sintió que su esposa estaba muy cerca del borde, le susurró al oído excitadísima:

-Ahora mi amor vas a saber por qué estas amarrada. Y justo cuando Callie estaba a punto de acabar, Arizona abandonó las caricias.

Callie emitió un grito de frustración, sus caderas se movían sin control mientras su clítoris desesperado se retorcía dentro de su vagina buscando frenéticamente el contacto perdido.

Entonces Arizona la besó en la boca, le beso el cuello y le susurró al oído, gimiendo también:

-Vas a acabar en mi boca, el dedo sólo va a servir para torturarte de placer.

Callie, jadeando,  gimió excitada al escuchar el susurro de su esposa, y mientras lo hacía, sintió que Arizona introdujo su dedo medio en la abertura envistiéndola con movimientos hacia dentro y hacia afuera, poniendo mucha atención en rozar el clítoris con la palma de su mano en cada envestida. En ningún momento Arizona dejó de rozar sus labios por el cuello de Callie, de besarla en la boca, en sus pezones o de susurrar palabras sensuales en su oído, alternando entre una acción u otra, provocando en ella, cotas insoportables de excitación.

Poco a poco los movimientos de Arizona provocaron que Callie se acercara al borde otra vez, pero justo cuando iba a acabar, Arizona soltó todo, dejando a Callie gimiendo aún más desesperada, arqueando su espalda mientras sus caderas y todo dentro de su vagina se movía frenéticamente sin control.

En ese momento, la excitación de Arizona al ver a Callie tan desesperada llegó a un punto culminante y soltó un gemido gutural muy cerca del oído de su esposa, al sentir su propio orgasmo.

Callie se dio cuenta del orgasmo de su esposa, gimió y comenzó a jadear sin parar y entre gemidos y jadeos y con la voz entrecortada le dijo a Arizona:

-Por favor Arizona, por favor, me estas volviendo loca, por favor…

-¿Por favor qué?, susurró Arizona

-Por favor tócame, por favor, tócame, te necesito…

-¿Quieres que el dedito torturador te toque?

-Sí, por favor, el dedo, el dedo…dijo Callie jadeando, desesperada por el contacto

Y se escuchó otro gemido de placer en la boca de Callie, cuando Arizona, abrió la vagina con los dedos y comenzó a acariciar con el dedo medio el clítoris de Callie otra vez.

-Oh, si, por favor, así… no te detengas, por favor, por favor… oooooohh

Arizona, haciendo caso omiso de las súplicas desesperadas de Callie, repetía la misma práctica una y otra vez, acariciaba el clítoris, lo dejaba; metía el dedo en la abertura, lo dejaba; volvía a acariciar el clítoris, lo dejaba y aunque no permitía que Callie acabara de ninguna forma, volviéndola loca de placer cada vez que abandonaba su práctica, cada envestida y cada caricia la acercaba más y más al borde.

Callie estaba desesperada, loca de placer, gemía, temblaba, jadeaba, se contorsionaba, el dedo medio de Arizona se había convertido en un verdadero instrumento de tortura, cuando no lo tenía, lo deseaba con desesperación, pero cuando finalmente acariciaba su clítoris o lo sentía dentro de sí, su excitación aumentaba más aún, entonces cuando Arizona decidía soltar toda caricia, quedaba aún más desesperada que antes, su excitación llegó a tal punto que por momentos trataba inútilmente de soltar sus ataduras y el no poder hacerlo se excitaba aún más, Arizona la besaba en la boca y ella desesperada entre gemidos respondía a sus besos, mientras sus caderas se movían frenéticamente y sentía espasmos en su vagina y en su clítoris que clamaba el contacto cada vez con más insistencia. Era la tortura más divina y más excitante que había experimentado en toda su vida.

Callie repetía sin cesar, entre jadeos:

-Arizona… por favor, no pares…oooooh… te necesito… tócame otra vez…oooooh

El sentir los gemidos de Arizona en su oído, y escucharla jadear cuando alcanzó un nuevo orgasmo, aumentó más aún su cota de excitación, sobre todo porque Arizona soltó todo contacto mientras experimentaba su propio orgasmo. En ese momento, tal era el grado de deseo de ser tocada, que sintió como su clítoris se movía al ritmo de sus caderas, incontrolablemente como si hubiera adquirido vida propia.

Entonces Arizona le susurró al oído:

-Ahora sí, ahora vas a acabar en mi boca

Callie lanzó un gemido y mientras Arizona bajaba y le apretaba la cuerda en las rodillas, sus frenéticos e incontrolables movimientos de caderas, vagina y clítoris se acentuaban aún más.

Callie arqueo la espalda y grito de puro placer cuando finalmente sintió la deseada lengua en su clítoris desesperado, entonces Arizona comenzó frenéticamente a acariciarlo, hacía pausas breves o cambiaba la velocidad, provocando más gemidos desesperados y como era de esperarse no pasó mucho tiempo cuando todos sus músculos se tensaron y Callie sintió el climax de los climax, el más poderoso y largo climax que había experimentado en toda su vida. Justo después noto como cortos espasmos incontrolables se sucedían en sus caderas.

Arizona siguió moviendo su lengua en el clítoris aún después del climax, mientras que Callie totalmente satisfecha trataba de cerrar las piernas, pero no podía porque las cuerdas en sus rodillas se lo impedían, así que Callie gemía con ligeros quejidos, moviendo sus caderas tratando de liberarse de la caricia, sin embargo, Arizona con leves y muy lentas caricias con su lengua en el clítoris logró que Callie se dejara de resistir y entonces muy despacio logró una réplica orgásmica, al mismo tiempo que Arizona alcanzaba su tercer orgasmo. Callie quedó abatida y sin fuerzas, pero absoluta y totalmente satisfecha, sin duda su esposa había logrado batir todos los records olímpicos de la historia.

El resultado final de esta segunda fantasía había sido: Para Callie: el mejor climax de su historia y un orgasmo impresionante; Para Arizona: tres soberbios orgasmos, era obvio que volver loca de placer a Callie no podía dejarla indiferente.

Arizona desató las piernas de Callie y subió a besarla, se moría de ganas por besarla, luego le quitó las esposas de las muñecas y la volvió a besar tiernamente, y mientras lo hacia Callie la abrazó, al terminar el beso, ella colocó su cabeza en el regazo de Callie y notó como los últimos vestigios de la cita olímpica que acababa de finalizar aún dejaban huellas en los fuertes latidos del corazón de Callie, de pronto Arizona sintió  unos espasmos en el cuerpo de su esposa y entonces le dijo con cariño:

-¡Amor!, ¿estás temblando?

Callie riendo le respondió:

-Luego de lo que acabas de hacerme, mi amor, temblar es poco, no puedo ni moverme, ¡me derrotaste!

Arizona se rió y agregó:

-O sea, ¿Qué hoy la caminata por la playa está descartada?

Callie sonriendo respondió:

.Cualquier cosa que implique pararme de esta cama en las próximas horas, está descartado, me tiemblan las piernas. Luego, cuando me recupere, si, podemos dar esa caminata. Creo que he debido traer en mi equipaje una medalla de oro olímpica, te la estaría entregando justo ahora, junto con una placa en reconocimiento por haber batido todos los records posibles, Waooo, eso fue super, hiper, mega impresionante ¡WOOOOOW!

Ambas rieron y se quedaron un rato en silencio, luego Arizona dijo:

-Gracias Callie

-¿Por qué me das las gracias Arizona?

-Por entregarte así, por confiar en mí, más allá de la pasión y la lujuria, yo sé lo que esto significa, yo se que tu nunca te habías entregado a nadie en cuerpo y alma como te has entregado a mí, y eso tiene mucho valor para mi, así que Gracias, Te amo

Callie le sonrió, le entregó una mirada llena de amor y luego que darle un beso en la frente, le dijo:

-Yo también te amo y ¿sabes? no tienes porque darme las gracias, yo soy la que debe darte las gracias, no sólo por haberme provocado el climax más impresionante de todos los tiempos…dijo sonriendo…-sino porque es tu amor hacia mí, tu amor incondicional lo que en definitiva hace que yo quiera entregarme a ti, en cuerpo y alma, todos los días de mi vida. ¿Sabes?, yo siempre soñé con alguien que me amará así como tú me amas, siempre esperé por alguien como tú, y mientras esperaba ya te amaba, creo que te he amado por mil años y seguro te amaré por mil años más.

Arizona levantó la cabeza para besarla, en ese momento, como en muchos otros, percibió su alma alborotada por todo el amor que sentía por la mujer que la tenía arropada en sus brazos.

Callie, percibió el sentimiento de Arizona y lo vio reflejado en su propia alma, amaba a su esposa como nunca en su vida había amado a nadie más, confiaba en ella ciegamente, sin ningún tipo de reservas, sin miedos, sin temores, y ¿cómo no amarla?, ¿cómo no entregarse?, si gracias a ella, no quedaba nada de aquella mujer humillada a quien todo el hospital se quedó mirando en la cafetería esperando la pelea “Torres vs. Stevens” cuando su esposo la traicionó.

Ahora, gracias a Arizona y a su profundo amor hacia ella, Callie Torres se había transformado en  la mujer más feliz del mundo, una mujer con una familia propia, felizmente casada y con una hija, compartiendo un relación adulta, sana y estable que se había convertido en un modelo a seguir para las mismas personas que presenciaron aquella vez su humillación en la cafetería.

Y no sólo eso, confiaba en su esposa a tal grado, que lo que para la Callie del pasado, hubiera sido una fuente de angustia y de celos, ahora sólo era motivo de orgullo, cuando veía en el hospital a una legión de enfermeras suspirando por su hermosa, sensual y sexy esposa, a quienes Arizona ignoraba por completo.

Callie ya no era una humillada perdedora en el campo del amor, ni se sentía como la bestia solitaria de la película, ahora ella se veía a sí misma, transformada en una bella princesa: la feliz, altiva, orgullosa y exclusiva ganadora del amor, la fidelidad y la devoción de la mujer que tenía en sus brazos. Arizona Robbins había logrado convertir en realidad todos y cada uno de sus sueños, ella era la mujer que salvó y transformó su vida con un beso, con un “te amo” y con un regreso incondicional.

Callie, definitivamente, también sentía ese gran amor dentro de su propia alma y nuevamente rozó los labios de Arizona para fundirse en una sucesión de besos tiernos, besos que ya no buscaban la excitación, ni la pasión ni la lujuria, sino más bien la reafirmación del sentimiento compartido, del amor mutuo. Esos besos, cuyos efectos no se sentían en el cuerpo sino en el alma y que llegado el momento también lograban su propio y particular climax.

Luego, hubo un nuevo silencio y Arizona, finalmente dijo con un poco de nostalgia en su voz:

-Tenias razón Callie, estos han sido los días más felices de toda mi vida, voy a extrañar esta habitación ¡me encanta!, y ya nos quedan sólo dos días, no me quiero ir.

Callie sonrió porque sabía que llegado el momento, Arizona no se iba a querer ir, así que decidió darle la sorpresa, entonces con una sonrisa enorme en sus labios le dijo:

-Arizona, tengo que confesarte algo…

Arizona levantó su cabeza para mirarla y le pregunto:

-¿Qué?

Callie sonriendo, le dijo:

-Te dije una pequeña mentirita

Arizona algo sorprendida, le preguntó:

-¿Y qué mentirita fue esa?

-Bueno, como yo sabía que llegado el momento tú me ibas a decir eso, que no te querías ir, yo te dije que el permiso que yo había pedido en el hospital era de dos semanas, pero te mentí, el permiso y las reservaciones en el hotel y todo lo demás, no son por dos semanas, son por tres semanas.

Arizona estaba saltando de la alegría y entonces le preguntó a Callie:

-¿En serio?

Callie con su enorme sonrisa, le contesto:

-Sí, en serio

Arizona levantó la mano al aire y dijo triunfante con una enorme sonrisa, hoyuelos incluidos:

-¡¡¡ YAY !!!

Estaba tan emocionada que le empezó a dar besitos a Callie por toda la cara, mientras le repetía sin cesar: -Gracias, gracias, gracias, te amo, gracias, te amo…

Ambas terminaron riendo a carcajadas, porque los besitos de Arizona le hacían cosquillas a Callie.

Un rato después, Callie recordó las palabras de Arizona, cuando ella le comentó que le encantaba esa habitación y que la iba a extrañar, entonces un pensamiento llevó al otro y finalmente se le ocurrió una idea, así que le dijo a su esposa:

-Arizona, estaba pensando, yo se que nuestro apartamento es muy práctico, está casi al frente del hospital y eso es muy útil, pero no tendríamos que deshacernos de él, lo que estoy pensando es que con una parte del dinero del fideicomiso, podríamos comprar una casa con jardín, me encantan las casas con jardín. Mi papá me abrió ese fideicomiso para mis estudios, pero ya yo soy un médico de guardia a cargo de mi propio departamento médico, así que si apartamos el dinero para los estudios de Sofía y para nuestro eventual retiro alguna vez, no creo que sea descabellado que compremos una casa o mejor aún que mandemos a construir una a nuestro gusto ¿qué te parece la idea?

Arizona lo pensó por unos instantes y luego dijo con una sonrisa:

-Calliope Torres, me encanta esa idea, eso sí, tenemos que comprar un perro y pollos, tu sabes que me encantan los pollos, ninguna familia puede llamarse familia si no tiene por lo menos un perro y pollos.

Callie con una enorme sonrisa le dijo:

-Trato hecho, una casa, un perro y pollos, ¿y qué?, ¿la compramos o la mandamos a construir a nuestro gusto?

Arizona dudo un momento y dijo con una sonrisa infantil:

-Casa a nuestro gusto, no comprada, un perro y pollos.

Callie feliz, le preguntó y en cuanto al perro ¿te gusta alguno en especial?

Arizona le contestó sin dudar:

-Sí, un pastor alemán, yo tuve uno cuando era una niña, son impresionantes, además me recuerdan a ti.

Callie asombrada, pero sin dejar de sonreír, le preguntó:

-¿En qué me parezco yo a un pastor alemán?

Arizona, sonriendo le respondió:

-Son lindos como tú, no dicen mentiras (bueno, ningún perro dice mentiras), son fieles, son tiernos y cariñosos con las personas que ama, pero al mismo tiempo son los más valientes a la hora de defender a esas mismas personas, incluso arriesgando su propia vida si es necesario. Tal como lo hiciste tú, aquel día con Gary Clark ¿recuerdas?

Callie le contestó:

-Si me acuerdo, contestó Callie y agregó sonriendo, -me está pareciendo que tú te enamoraste de mí porque resulté ser para ti lo más parecido a tu perro pastor alemán.

Arizona sonrió y dijo:

-No lo había pensado pero puede haber algo de cierto en eso, ese perro fue una de las pocas constantes que tuve en mi niñez, me mudaba cada 18 ó 20 meses y por eso no tenía amistades duraderas, él y mi hermano Tim fueron mis únicos amigos y ya se, ese pastor alemán, era un perrito no una persona, pero él era mi amigo.

Callie le dio un beso en la frente, dándose cuenta que Arizona alguna vez le había temido al compromiso porque con su vida nómada no se había atrevido a soñar, pero eso era en el fondo lo que ella, sin saber, siempre había querido y necesitado, para ella tener una familia también había sido un sueño, así que para sellar este nuevo compromiso, le dijo sonriendo:

-Entonces, casa diseñada y construida a nuestro gusto, un perro pastor alemán y pollos, ¿trato hecho?

-Trato hecho, repitió Arizona y agrego ¡¡¡ YAY !!!

Todo ese tiempo Callie había estado acostada boca arriba con Arizona en su regazo, Callie le acariciaba el cabello con la punta de los dedos, y eventualmente le besaba la frente, esa era una posición que normalmente adoptaban luego de hacer el amor, y así como esta vez, hablaban de muchas cosas y a veces tomaban decisiones importantes como ahora, otra veces simplemente se quedaban en silencio, disfrutando  de la mutua compañía, esa era una posición en la que Arizona se sentía muy segura, le encantaba estar así con Callie, ella sentía que ese abrazo recargaba sus energías, de hecho cuando Callie fue secuestrada y finalmente se encontraron, estar en sus brazos le dio la energía que ya casi había perdido totalmente, y por eso, una de las cosas que más extraño durante su ausencia obligada, fue justo estar así, como estaban ahora. Arizona estaba pensando en eso en ese momento, entonces le dijo a Callie:

-Callie ¿sabes una cosa?: Este es mi lugar preferido en todo el mundo

Callie le preguntó:

-¿Te refieres a este hotel?

Arizona sonrió y le dijo:

-No, me refiero a estar así contigo, abrazada en tu regazo, mientras tú me haces cariño en el cabello y me besas en la frente, este es el lugar donde me siento más segura en todo el mundo, donde recargó mis energías, este es mi lugar preferido en todo el mundo.

Callie se emocionó con las palabras de Arizona, pero aún así quiso bromear con ella y le dijo sonriendo:

-Que bueno y es un lugar barato, no tienes que viajar en avión, ni reservar hoteles, es seguro y barato

Arizona le dijo:

-Seguro sí, barato no

Callie en tono de broma, le preguntó:

-¿No te parece un lugar barato?

-Arizona le dijo:

-No hay dinero en todo el mundo que pueda comprar un lugar como este, de nada serviría el lujo y los aviones privados y los yates privados y los hoteles cinco estrellas, ni siquiera una habitación como esta si tu no estuvieras en ella, abrazándome como ahora, así que no es barato, mi lugar preferido en el mundo no es barato, es más si siquiera te podría decir que es inmensamente caro, porque le estaría asignando un valor monetario y mi lugar preferido en el mundo es una de las cosas que no se pueden comprar con dinero, y me hace feliz el hecho de saber que es MI LUGAR preferido en el mundo, mío, solamente mío y nada más que mío. He dicho

-Bien dicho, le dijo Callie sonriendo. De pronto las tripas de Callie sonaron, y ambas se rieron cuando Callie dijo:

-Creo que tu lugar preferido en el mundo…tiene hambre… de comida, no creo que resista otro triatlón olímpico como el que acabamos de tener, no por los momentos, así que tu lugar preferido en el mundo hoy va a desayunar en la cama y luego va a dormir un rato abrazada con su huésped preferido de todo el mundo ¿Qué opinas?

Arizona se paró de la cama sonriendo y dijo:

-Ok, voy a llamar para pedir servicio a la habitación

-Trato hecho, dijo Callie

-Trato hecho, dijo Arizona

….

La semana siguiente pasó rápido, fue excelente como las dos anteriores, los records olímpicos se siguieron batiendo, nuevos cocteles fueron inventados, y ambas se prometieron repetir esa experiencia más seguido, habían sido las tres semanas más felices de toda su vida. Regresaban más enamoradas que nunca y con nuevos sueños por realizar. Ambas hicieron sus maletas, Callie sin que Arizona se diera cuenta, metió en el equipaje los dos pares de esposas, en algún momento las usaría con ella, porque como dice el dicho: el que pega primero pega dos veces y Callie no se iba a quedar con esa, así como así.

Lo primero que hicieron al regresar fue buscar a Mark, habían extrañado muchísimo a Sofía, esa noche vieron una película y se quedaron dormidas las tres en el sofá.

A la mañana siguiente volvieron al hospital, en sus ratos libres, ambas se reunían en la Cafetería para planificar la casa de sus sueños. Unos días después compraron el terreno, estaba situado relativamente cerca del hospital en una zona residencial bastante exclusiva y lo que más le gustaba a ambas es que estaba situado en una colina y desde allí se divisaba una hermosa vista de Seattle.

Callie le dijo a Arizona que quería que ella escogiera como serían los salones, la cocina y las habitaciones y como quería amoblarlas, e incluso los colores de las paredes, a cambio de que Callie decidiera el diseño de la que sería la habitación de ambas. Arizona al principio dudó en aceptar el trato, a fin y al cabo era la habitación de las dos, pero ante la insistencia de Callie, ella finalmente accedió. Luego Callie contrató a una empresa de ingeniería que se encargó de construirla.

En pocos meses la casa estaba totalmente lista y amoblada con el mobiliario que Arizona escogió, salvo el de la habitación de ellas dos, ese lo escogió Callie.

Un amigo de Callie que tenía una perra pastor alemán recientemente había tenido una camada.  Arizona y Sofía eligieron un cachorrito hermoso, era juguetón y travieso. Arizona compró un pollo para comenzar, luego compraría más, pero ella misma decidió comprar solo uno al principio.

El apartamento de Seattle lo conservaron, tal cual como estaba, para usarlo cuando tuvieran que regresar muy temprano al día siguiente al hospital.

La casa era realmente hermosa, de estilo mediterráneo, a doble altura, el salón principal tenía enormes ventanales que daban hacia el gran patio trasero, al cual se accedía bajando 3 escalones, justo al lado una inmensa cocina con todos los artefactos necesarios para que Callie preparara la comida que tanto disfrutaba Arizona. La casa tenía en total 4 habitaciones bien iluminadas, la habitación de Sofía, un estudio, la habitación de huéspedes y la habitación de Callie y Arizona, la más grande de las 4, que ocupaba prácticamente el lado izquierdo de la casa y un jardín privado al cual solo se accedía por la entrada de la habitación.

El primer día en su nueva casa, Callie llegó primero, quería preparar todo para darle una sorpresa a Arizona. Callie nunca le dejó ver la habitación que sería de ellas dos, pero ahora que todo estaba listo, había llegado el momento de mostrársela. Cuando Arizona llegó con Sofía, el cachorrito y el pollo, Sofía estaba tan feliz con el perrito que se fue corriendo tras de él para jugar en el jardín. Arizona estaba emocionada, guardó el pollo en un lugar en el jardín que prepararon para él y entonces fue corriendo hacia Callie para abrazarla y pedirle que por fin le enseñara la habitación, se moría de ganas por saber cómo era.

Callie abrazó a Arizona y la condujo al frente de la puerta y antes de abrirla, con su sonrisa del millón de dólares impresa en su rostro, le dijo:

-Arizona, espero que te guste nuestra habitación, lo único que no me pude traer fue el mar, ese lo sustituí con el más bello jardín y mientras decía esto, puso la mano en la perilla de la puerta y la abrió.

Arizona no podía creer lo que sus ojos estaban viendo, al ver la habitación entendió por qué Callie quiso conservar la sorpresa hasta el final, era la réplica casi exacta de la habitación del hotel donde habían pasado las tres semanas más felices de toda su vida, al entrar estaba a la izquierda el baño, colindante con la pared del baño hacía el frente una inmensa cama con sabanas de seda, el espacio después de la cama que conducía hacia el salón tenía una puerta corrediza, al abrirla a la izquierda, el lugar que originalmente ocupaba la cocina en la habitación del hotel, se utilizó para un enorme vestier y a la derecha la sala de baño con una espaciosa bañera, y los grandes ventanales que hacían esquina desde donde se divisaba el inmenso y hermoso jardín. Después del espacio que ocupaba la cama hacia el frente, bajando un escalón estaba el sofá en L, un enorme ventanal hacia la terraza techada, al frente de la terraza la piscina privada con su pequeña cascada de agua al fondo y a la izquierda, bajando tres escalones estaba, un poco más alejado en el jardín, la churuata para comer y la pérgola con paredes de tela con la camilla para masajes.

En toda la esquina del jardín había una gran fuente ornamental con rocas desde donde bajaba agua en forma de cascada. La pared derecha de la habitación se extendía a todo lo largo del espacio ocupado por la habitación y el jardín lo cual lo convertía en un jardín privado exclusivo de la habitación. El jardín estaba cubierto de grama natural y en grandes espacios había flores de todos los colores.

Cuando Arizona emocionada e inmensamente feliz detalló toda la habitación con la boca abierta por la sorpresa, tomó impulso y se arrojó a los brazos de Callie y justo antes de besarla apasionadamente le dijo:

-Gracias Mi Vida, debí imaginarme que ibas a hacer algo tan maravilloso como esto, otro sueño que no sabía que tenía y que tu acabas de hacer realidad, te amo, te amo con toda mi alma y cada minuto de mi vida te amo más. Eres impresionante.

….

Unas semanas después, ya instaladas en su nueva casa, Callie acababa de terminar de preparar el desayuno; ese día, un domingo, tanto Arizona como ella tenían el día libre en el hospital. Cuando Callie salió de la cocina para llamar a su esposa y a su hija a comer, vio que ambas estaban jugando en el patio trasero de la casa, pero justo antes de llamarlas se recostó de la gran puerta ventana de la sala que conducía hacia el patio, contemplando divertida, la escena que tenía frente a sus ojos:

Sofía corría detrás del cachorro, el cachorro corría detrás del pollo y Arizona corría detrás de Sofía para que su hija no persiguiera al perro y para que el perro no persiguiera al pollo.

Callie sonriendo, inmensamente feliz, finalmente contempló como todos se cansaron de tanto correr, el pollo consiguió llegar a su refugio donde el cachorro no podía entrar, el cachorro con la lengua de corbata se fue a tomar un poco de agua, y Arizona alcanzó a Sofía, la tomó en sus brazos y se acostó en la grama con ella colocándola sobre su pecho, dándole muchos besitos en la cara, luego la levantaba y la mecía en el aire y luego la volvía a bajar para una nueva tanda de besos. Sofía estaba encantada con el juego y Arizona estaba radiante de felicidad, sus hermosos ojos azules brillaban y su sonrisa con sus hoyuelos iluminaban su rostro.

Allí estaban, riendo felices sobre la grama en su nuevo hogar, los dos grandes amores de su vida, sus más preciados sueños convertidos en la más hermosa realidad…

FIN

….

Debo confesar que escribir este fanfiction, el primero en toda mi vida, resultó ser una experiencia increíble para mí, a tal punto que ahora tengo revoloteando en mi cabeza unas cuantas historias más.

Por algunos comentarios que he recibido de ustedes, mis apreciados lectores, me imagino que en este preciso momento estarán sintiendo un poco de nostalgia por esa palabra “FIN”, sin embargo, quiero recompensar su fidelidad, con dos nuevos comienzos.

El primero, es la apertura oficial de mi nuevo portal-blog en wordpress (1), dedicado especialmente a Callie Torres y Arizona Robbins. Prefiero llamarlo así, porque más que un blog de entradas periódicas, en una puerta, desde donde podrán acceder a los fanfiction en español que he escrito, que estoy escribiendo o traduciendo y los que escribiré en el futuro. Además, encontrarán enlaces relacionados al mundo Calzona y al de mis series de TV favoritas: Grey’s Anatomy, Smash y Glee

El segundo, es el inicio de mi nuevo fanfic en español, protagonizado por nuestras queridas Callie Torres y Arizona Robbins: “Epidemia” (1), un viaje a través de los sentimientos, una montaña rusa de emociones.  Este será mucho más largo, aún lo estoy escribiendo, pero estimo que por lo menos serán 40 capítulos. En vista de ello, pienso publicar no uno sino dos, o incluso tres capítulos semanales, si el tiempo me lo permite.

Cuando escribí “No te rindas, nunca te rindas…”, tenía un objetivo muy claro en mi mente, quería que una buena dosis de suspenso fuera parte de la historia, que el lector se sintiera atrapado en ella y quisiera seguir leyendo para averiguar que pasaría después. Si logré eso, entonces cumplí mi objetivo. (Sólo ustedes podrán decirme si lo conseguí o no)

En “Epidemia”, mis intensiones son otras, quiero mover los sentimientos, lograr que el lector llore, ría, se emocione y se conmueva. Confieso que yo me emocioné mientras escribía, es más, en uno de los capítulos no solté unas cuentas lágrimas, no, lloré, llore de verdad, mientras que en otros me reí a carcajadas frente a la pantalla de mi computadora. Ha sido genial, en serio. Para tratar de lograr mover esas emociones, utilizaré un recurso adicional: la música, ella será parte de esta historia, mi aliada para lograr “alborotar el alma”, como suelo decir.

Muchas gracias por dedicar una parte de su precioso tiempo a leer esta historia, y si no es un abuso de mi parte, me encantaría leer sus comentarios justo ahora, quiero saber que les pareció.

Ahora lo se, para las personas que escribimos en un blog, nuestra única recompensa es el feedback que recibimos de nuestros lectores, nos emocionamos cuando vemos en la bandeja de entrada de nuestro correo la recepción de un nuevo comentario. Ellos nos alientan a seguir escribiendo…

Así que de antemano, Muchas Gracias,

Miki T. Robbinson

(1): En caso de que el link no funcione, les recomiendo realizar una búsqueda de mi nombre (Miki T. Robbinson) en google o en el buscador de su preferencia, y desde allí acceder al blog en wordpress o en blogspot, según sea el caso.